sábado, 8 de diciembre de 2012
La planta de yerba mate nos muestra sus frutos

La leyenda cuenta que fue el mismo Tupá (dios del Bien) que bajo del cielo y enseño a los guaraníes como preparar y tomar la yerba mate; pero su origen se pierde en el tiempo; la misma leyenda se encuentra difundida tanto en la las Provincias de Misiones y Corrientes en Argentina, como en Paraguay y en los estados sureños del Brasil.

Esta leyenda cuenta que, mucho antes de la llegada de los españoles, un viejito y su nieta, cansados de deambular con su tribu, se quedaron cerca de las Cataratas del Iguazú. Una tarde llego hasta la choza un extraño viajero de tez pálida. El viajero, que no era otro que Tupá, quiso recompensar la bondadosa atención que el viejo le brindo e hizo crecer una planta cuyas hojas serian calmante de la sed, compañía para las horas de soledad y generoso tributo para las visitas. Tupá les enseño a preparar la yerba para tomarla y los hizo guardianes de la planta y desde entonces se convirtieron en los dioses protectores del yerbal, Caá Yará (el viejo) y Caá Yarí (la nieta).

Los indios sorbían la bebida de la calabacita que servía de recipiente (que los guaraníes llaman caiguá) por medio de la tacuapí, pequeña cañita usada a modo de bombilla, o bien mascaban sus hojas durante sus largas caminatas.
Según el historiador Ruíz Díaz de Guzmán, fue Hernando de Arias y Saavedra (Hernandarias), en 1592, quien descubrió la yerba mate en las guayacas (especie de monederos), de unos indios que cayeron en su poder.
Muy pronto se difundió esa bebida, de la que los españoles exageraban sus beneficios. Los jesuitas la preparaban en forma de té (mate cosido), porque desconfiaban del mate con bombilla, atribuyéndole connotaciones diabólicas, por lo cual se le aplicaron toda clase de prohibiciones. Hasta se lo denuncio a la Inquisición de Lima en 1610 como "sugestión clara del demonio". Pero los jesuitas fueron los primeros en dedicarse al cultivo de la yerba mate de nombre científico Ilex Paraguariensis o Ilex Theazans.