sábado, 23 de febrero de 2013

Continuando con nuestros apuntes de yerba y mate y siguiendo el hilo de nuestra historia quiero contarles que Medio siglo después de la expulsión de los Jesuitas de América;  el médico y naturalista francés Aimé Goujaud, conocido como Bonpland, comenzó los primeros estudios científicos sobre la planta de yerba mate, su cultivo y sus usos.
Entre 1820 y 1821 visita Paraguay donde solicita permiso para recorrer algunos yerbales, pero, ante el temor que sus estudios pusieran en peligro al monopolio que sobre la yerba mate ejercía el Paraguay, fue tomado prisionero y confinado al interior del país, siendo liberado en 1829 ante gestiones de Alejandro Humboldt y del gobierno francés.
Fue Federico Neumann en la Colonia "Nueva Germania" en el Paraguay, al margen del río Aguaray Guazú, quien luego de muchos años de fracasados intentos logró obtener la germinación de semillas de yerba mate en 1896, obteniendo por primera vez en 1901, después del esplendor de la época jesuítica, un producto elaborado con yerba mate de cultivo.
Poco después, en 1903, se realizó la primera plantación de importancia, en San Ignacio, Misiones, precisamente en la región donde las ruinas jesuíticas recuerdan los tiempos del esplendor Jesuita y Guaraní.
A partir del año 1911 comienza a expandirse el cultivo; tras ensayos de campo; y fomentado oficialmente mediante el otorgamiento de tierras fiscales. condicionadas a la obligación de plantar, de un 20 al 75 % de la superficie con yerba mate según fuera la extensión del predio,  es así como se expande rápidamente el cultivo hasta alcanzar en el año 1935 una superficie de unas 66.000 hectáreas. Pero al sancionarse la Ley 12.236, con el propósito de adecuar el volumen de la producción a las posibilidades de su colocación en el mercado interno, esta ley prohibió tácitamente la realización de nuevas plantaciones, al establecer un impuesto de cuatro pesos moneda nacional por toda nueva unidad que se incorporase al yerbal aumentando el número de las existentes al sancionarse la Ley. De esta forma se detiene su expansión.
En el año 1953, ante la evidente decadencia de las plantaciones, se autorizó oficialmente la ampliación del cultivo, libre de impuesto, en 35.000 hectáreas, de las cuales se plantaron únicamente unas 18.000.
Así llegamos a fines del año 1957 momento en el que se liberó del impuesto que establecía la citada Ley en general y sin discriminaciones, permitiendo la ampliación de los cultivos existentes hasta una superficie de 15 hectáreas y la realización de nuevos yerbales hasta ese límite.
Esta liberación de impuesto que rigió por el año 1958 para la zona de tierras de campo y hasta fines de 1959 para las de monte, atento a los mayores trabajos culturales y técnica de implantación que requiere la realización de plantaciones en esta última zona (desmonte. rosado, destroncado, etc.) se concretó con la implantación de unas 65.000 hectáreas.
En la actualidad se estima que la superficie cultivada de yerbales en productividad alcanza entre 140.000 y 160.000 hectáreas, distribuidas entre unos 14.000 productores.
Bueno amigos seguiremos con esta historia tan apasionante, buen fin de semana, mate de por medio.
Juan Carlos Yerba